El encanto de Marrakech...




La ciudad imperial ofrece evasion total, en un entorno seguro y amigable. Su secreto es su autenticidad y encanto intactos, su esplendor pero tambien su sencillez.


"La medina"


En la medida y sus zocos rebosantes de alimentos, telas y objetos artesanales, al abrigo de unas murallas impresionantes que se remontan al siglo XII, todos se afanan, ajenos al paso del tiempo. Como un mundo inmutable y, sin embargo, moderno, donde los telefonos moviles pueden sonar mientras un titiritero divierte a la multitud, igual que en la plaza de Jemaa El Fna. Lugar de todos los encuentros, nunca se vacía. Lejos de la multitud, las tumbas de Saadiens y su jardín árabe-andaluz ofrecen un momento de calma antes de visitar los dos mausoleos y sus salas suntuosamente decoradas, a la sombra del soberbio minarete de la mezquita de El-Mansour. A dos pasos, podemos disfrutar de una panoramica impresionante de los techos de la ciudad desde la terraza del palacio de El-Badi. Desde la esquina noreste, podremos admirar el antiguo Minbar de la mezquita de la Koutoubia, un pulpito exquisitamente ornamentado con esculturas y delicadas obras de marquetería.


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"La tradicion"


Deje que sus pasos le guíen hasta la madraza Ben-Youssef, una escuela coranica que en el pasado acogia a centenas de estudiantes en un marco propicio para la elevacion de las almas. Un poco mas alla, sin abandonar la medina, no se pierda el museo de Marrakech. Recientemente reubicado dentro del recinto del palacio de M’Nebhi, que data del siglo XIX, recorre ocho siglos de tradicion artistica y artesanal de Marruecos. No dude en detenerse un instante para admirar la fuente Chrob ou Chouf. Esta suntuosa e impresionante obra en la fachada de madera se remonta al siglo XVI. Un poco más al este, el barrio de los curtidores es de visita obligada, un viaje exotico por un mundo donde los olores y los colores le transportan. Tome una de las calesas de la ciudad para llegar por fin a la Menara. Este pequeño pabellon esta bordeado por un inmenso estanque y es un lugar muy frecuentado por los marrakechies para disfrutar de una comida al aire libre en el ambiente fresco que aquí se respira. No dude en imitarles, tras haber llenado una cesta con las viandas que haya podido encontrar en la medina. ¡Pues no debe olvidar que Marrakech es una ciudad tambien conocida por su gastronomia!


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